La clausura del amor
¿cómo tú y yo fuimos una ficción? ¿tú y yo fuimos una ficción?
¿tú y yo estuvimos en una ficción? ¿bajo una campana de cristal?
¿en una red?
Él tiene algo que decirle a ella. No serán palabras de amor, no, él removerá sedimentos y luego vendrá el futuro, siempre llega el futuro, y ahí habrá otra realidad.
Ella escucha, sólo escucha y mira los secretos que guardan los sedimentos. Una pareja está hecha de eso, de sedimentos, y cuando se rompe aparece la arqueología de lo que fue, así, sin más, no hay explicaciones, sólo evidencias, trazas, un espeso bosque de sentidos, brutal, inconmensurable, lo que fue hermoso y entrañable antes, en ese momento se vuelve puntiagudo, peligroso. El gesto más intrascendente ahora tendrá mil explicaciones, y ninguna al mismo tiempo.
En La clausura del amor, de Pascal Rambert, dramaturgo Francés cuya larga carrera comenzó cuando apenas tenía dieciséis años, y que en este texto muestra un oficio concreto y de una sabiduría y recursos impresionantes.
Los actores, Andrés David y Erandi Rojas, sólo cuentan con la palabra para hacerle frente a dos personajes que como en un combate de esgrima esperaran su turno para tratar de hacer contacto con el otro y dejar bien claro quién ejerce de mejor manera el poder, los afectos, la dignidad, la ruina, la clausura del amor.
El texto de Rambert tiene todos los elementos necesarios para realizar una sólida construcción de personajes y sugerir de manera contundente una situación basada sólo en la palabra.
Los actores se encuentran en una absoluta vulnerabilidad: vestidos de blanco, con un trasfondo del mismo color, es la ausencia de todo para que aparezca el verbo en toda su belleza y crueldad, palabras que se usan como armas básicas o sofisticadas, son piedras, pero también pueden ser estoques. Un juego de lenguaje que se construye, se deconstruye, y se destruye para emerger en el gesto, en la mirada, en la voz.
Rambert utiliza una estructura muy sencilla, y deja que la palabra anide, crezca, se desmorone y vuelva a crecer en las voces de los actores, que la reciben, la sufren, pero que también la gozan, permitiéndose ambos hacer su trabajo.
Andrés David interpreta por nota, recrea con el cuerpo lo que necesita ser complementario, comenta y añade con el gesto, y es evidente que continúa buscando.
Erandi Rojas es discreta, deja que la palabra corra por sí misma, y añade toques sutiles que le dan una interpretación justa, pero efectiva.
El trabajo de Miguel Lugo es prudente sabiendo que en este tipo de textos el trabajo del actor es de alto riesgo, y no admite ruido, no podía ser de otra manera, deja a los actores trabajar, su propuesta espacial es limpia, elige bien por el silencio, lo que le resta melodramaticidad a un texto que no admitiría sino lo justo, y quizás el final lleva una firma cauta de su estilo. Un final que nos involucra a todos, no termina una historia, comienza la del cuestionamiento a nuestra forma de asumir la relación con el otro, con la otra, conmigo mismo, y uno espera que alcance la vida interior para eso.
Teófilo Guerrero
OBRA: CLAUSURA DEL AMOR AUTOR: PASCAL RAMBERT DIRECTOR: MIGUEL LUGO
ELENCO: ANDRÉS DAVID – ERANDI ROJAS ORTÍZ PRODUCCIÓN: LA NADA TEATRO
FECHAS: FEBRERO 8, 9, 15, 16, 22, 23 HORARIO: 20:00
ADMISIÓN: GENERAL 200 PESOS – PROMOCIONES y DESCUENTOS 150 PESOS PREVENTA: 130 PESOS
DURACIÓN 95 MINUTOS LUGAR: ESTUDIO DIANA (Av. 16 de SEPTIEMBRE 710)
Boletos en: Ticketmaster y taquillas del Teatro Diana